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Día Internacional de la Croqueta, un bocado lleno de historia y sabor
En el Día Internacional de la Croqueta se celebra su versatilidad, tradición y el porqué es el plato favorito de muchos.
Cada 16 de enero, el mundo se rinde ante un humilde pero delicioso manjar: la croqueta. Este icónico bocado, crujiente por fuera y cremoso por dentro, ha conquistado paladares en todos los rincones del planeta. Aunque a simple vista pueda parecer una receta sencilla, detrás de cada croqueta hay una historia, una tradición y, sobre todo, una pasión por la gastronomía que trasciende fronteras.
La croqueta tiene sus orígenes en la cocina francesa del siglo XVII, donde se popularizó como un plato elegante y sofisticado. Su nombre proviene del término francés croquer, que significa "crujir", en honor a esa capa dorada y crujiente que la caracteriza. Sin embargo, fue en España donde alcanzó su máximo esplendor y se convirtió en un símbolo de la gastronomía popular.
El primer registro documentado de algo similar a una croqueta se encuentra en 1817, cuando el chef francés Antonin Carême presentó un plato llamado croquettes à la royale en un banquete para la realeza. Este plato evolucionó con el tiempo y fue adoptado por otras culturas, especialmente en España, donde se transformó en un emblema de la gastronomía popular.
Un producto tan humilde commo versatil
Si hay algo que define a la croqueta es su capacidad de adaptarse a todo tipo de gustos y culturas. Desde las tradicionales croquetas de jamón ibérico hasta versiones más innovadoras como las de rabo de toro, setas o marisco, este plato permite infinitas combinaciones. Su versatilidad radica en su preparación: una bechamel cremosa, que actúa como lienzo en blanco, se mezcla con los ingredientes preferidos de cada cocinero, dando lugar a creaciones únicas.
En los últimos años, la croqueta ha trascendido el ámbito casero y se ha ganado un lugar privilegiado en los menús de los restaurantes más exclusivos. Estrellas Michelin y chefs de renombre han reinventado la receta, añadiendo ingredientes como trufa, foie o incluso tinta de calamar. A pesar de estas innovaciones, la croqueta sigue manteniendo su esencia: ser un bocado capaz de evocar recuerdos de la infancia, de comidas familiares y de la cocina de la abuela.
Un plato con alma y amor
El Día Internacional de la Croqueta no solo celebra su sabor, sino también su capacidad de unir a las personas. Es un plato que, ya sea en un bar de barrio o en un restaurante de alta cocina, invita a compartir. ¿Quién no ha disfrutado de una ración de croquetas con amigos o familia, acompañada de una conversación animada?
Además, su elaboración tiene un componente de aprovechamiento que la hace aún más especial. En su origen, las croquetas surgieron como una solución ingeniosa para reutilizar sobras de carnes, pescados o verduras, convirtiéndolas en algo nuevo y delicioso. Esta idea de no desperdiciar alimentos sigue vigente hoy en día, haciéndola no solo un plato sabroso, sino también sostenible.
Croquetas por el mundo
Aunque la croqueta es un emblema de la cocina española, también tiene su lugar en otras culturas gastronómicas. En Japón, por ejemplo, existe la korokke, que suele prepararse con patata en lugar de bechamel. En Holanda, las kroketten se rellenan con carne guisada, mientras que en Italia se elaboran versiones similares a base de arroz.
Cada versión es una muestra de cómo un plato puede viajar y transformarse, adaptándose a los ingredientes y costumbres de cada lugar. Pero todas comparten algo en común: la capacidad de enamorar a quien las prueba.
La croqueta, siempre presente
Hoy, en su día internacional, es el momento perfecto para rendir homenaje a este pequeño bocado que ha sabido ganarse un lugar en nuestras mesas y corazones. Ya sea casera, de bar, tradicional o gourmet, la croqueta es mucho más que un simple plato. Es un símbolo de creatividad, tradición y amor por la cocina.
Así que no importa cómo ni dónde las disfrutes, lo importante es que en este Día Internacional de la Croqueta te des el gusto de saborear una. Porque, al final, pocas cosas en la vida son tan reconfortantes como el sonido de una croqueta recién frita al primer mordisco.
